Metodólogo experto en recursos humanos, desarrollo de negocio y proyección digitoempresarial, ha liderado importantes multinacionales e impulsado proyectos de impacto socio empresarial, CEO de ENARIS y Director Estratégico de FUNTESO.
Tecnología para la Vida es una iniciativa de Fundación Tecnología Social FUNTESO, una de las marcas de trabajo dentro de su ecosistema de líneas de desarrollo que tiene como finalidad: Impulsar la llamada Tecnología Social, entendida como el conjunto de técnicas, habilidades, métodos y procesos utilizados en el desarrollo y/o la producción de bienes o servicios, o logros de objetivos de investigación destinados a solucionar, prever o mejorar distintos escenarios de impacto social, siempre bajo los parámetros marcados en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

El objetivo principal de la Iniciativa Tecnología Para La Vida es impulsar, visibilizar y retroalimentar a aquellas empresas y profesionales que se dedican en cuerpo y alma a la tecnología social, y que perciben la tecnología como un bien de primera necesidad, siempre que se determine y estructure bajo una serie de parámetros de mejora social, siempre al servicio de las personas cubriendo necesidades y no generándolas.
Impronta Social Tecnológica
“Aprendizajes filiales aplicados a proyectos tecnológicos adquiridos por el reconocimiento de estímulos sociales que permiten abarcar, potenciar y prever necesidades humanas individuales y colectivas a corto, medio y largo plazo” Samuel Arias.
Tomando como referencia los trabajos de Konrad Lorenz, Karl R. Von Frisch y Niko Tinbergen, conductistas que recibieron el Premio Nobel considerados padres de la etología, que es la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales, en situación de libertad o en condiciones de laboratorio, se puede determinar, al igual que los reputados investigadores, que estamos en una fase crítica dentro del proceso de aprendizaje tecnológico humano.
Si tenemos en cuenta lo anteriormente expuesto y por tanto que el ser humano está inmerso en un aprendizaje tecnológico filial, recordemos que hemos tardado siglos en entender y adaptar la escritura a todos los ámbitos sociales cuyas primeras técnicas se remontan al cuarto milenio A.C en Egipto, Mesopotamia y China, podemos determinar que es necesario diseñar, desarrollar e impulsar mecanismos de impronta social entendidos como dichos aprendizajes filiales aplicados a proyectos tecnológicos adquiridos por el reconocimiento de estímulos sociales que permiten abarcar, potenciar y prever necesidades humanas individuales y colectivas a corto, medio y largo plazo.